Solo

Estar solo. Pero no solo como estabas antes. Sino solo de verdad. Aislado. Incomunicado. Como un eremita en su cabaña de la montaña. Pero en un agujero oscuro que hace colmena sobre el asfalto caliente y gris. 

Solo como esa galleta de canela que te guardaste en el bolsillo en vez de tomarla con el café. Solo como la llave del candado de la bici. A veces acompañada solo por la del buzón. Solo como una flor en el día del libro. Solo como el calcetín que se pierde en la lavadora. O que se descuelga de la pinza en la cuerda del patio de luces. 

Solo como el huevo entre las patatas con jamón. Solo como cuando vas al váter. Solo como tu móvil cuando se te olvida cargando en casa. Solo como el último churro en la bolsa de papel cuando ya se te ha acabado el chocolate. Solo como el último rollo de papel higiénico que queda en el armario. 

Solo solo.

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