Den lille havfrue


Ella siempre mira al mar. Se pasa los días sentada sobre esa piedra. Mirando al mar. Unos turistas la rodean, se hacen fotos con ella. Algunos incluso acaban chapoteando en el agua. Y está fría. Pero ella no se ríe. Ella sigue mirando al mar. Mirando hacia el azul. Esperando quizás un barco. Un marinero. O quizá sólo espera a las olas. La brisa. La llegada de la luna y otra vez la del sol.


Yo la observo, a mi vez, sentada. Ella mira al mar y yo la miro a ella. Pero ella nunca me devuelve la mirada porque siempre mira al mar. Dan ganas de empujarla para que se hunda y cumplir su anhelo. Quizá sólo quiera nadar. Pero ella sigue ahí anhelante. Mirando al mar.

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